lunes, 3 de noviembre de 2008

¡Buenas Noticias!




(Fotos: 1. Lago Tana, Nacimiento del Nilo Azul 2. Primera Catarata del Nilo Azul. 3. Montañas de Lalibela.)
Desde que volví de la provincia de Arsi han ocurrido tantas cosas que no sabría por dónde empezar. Pero hablaré de lo que nos concierne: nuestra película sobre el atletismo etíope. Y sobre este asunto tengo muy buenas noticias puesto que la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) acaba de aprobar la financiación del 50% de esta película que producirá Bira Biro Films.

Así pues, Daniel Taye Workou me escribió un mail la semana pasada desde Berlín y me dijo: “Miguel, tengo algo que decirte: vamos a rodar la película. Es verdad que, de momento, con el presupuesto que tenemos no hay casi ni para pipas pero es un buen comienzo y conseguiremos más.” Perfecto; es la primera vez en mi puñetera vida en que una institución pública española accede a financiar un proyecto con el que estoy realmente ilusionado.

Un par se semanas o tres antes de leer el mail de Daniel Taye Workou me llama Teferi y me dice que tenemos una entrevista con Derartu Tulu en el Hotel Hilton. Derartu llega sonriente al vestíbulo del hotel. Nos sentamos en una mesa al aire libre junto a la piscina. 4 de la tarde. Temperatura primaveral. Pido Ambo Water, con mucho gas, casscassa (bien fría). Algunos farenyi chapotean y otros se tuestan al sol, rosas, felices de quemarse la piel en África. Nos llega el murmullo de los niños que se persiguen entre las tumbonas. Me recuerda a los domingos de echarnos unas cartas en el césped de la piscina de Galapagar, en la sierra de Madrid. Pasábamos la tarde jugando al pumba y después le dábamos a las bicis. Derartu y Teferi hablan en amárico y oromomifa. Por fin, Teferi me dice que Derartu accede a salir en el documental y a todo lo que haga falta. Derartu se levanta y se larga sonriente al gimnasio del Hilton. Por lo visto se está entrenado para ganar una vez más la maratón de Londres y quiere participar en la de Berlín, donde el mes pasado Haile Gebrselassie pulverizó el récord del mundo. En fin, pienso, ya tenemos en el bolsillo a Derartu Tulu, la niña de Bekoji, la doble campeona olímpica.

Una semana después de recibir el mail de Daniel Taye Workou, María y yo viajamos al norte, hacia las extrañas iglesias de Lalibela donde, tras una tela rancia, se esconde el destino del mundo escrito en una columna del siglo XI. Son catedrales talladas en la roca, construidas desde el techo hasta el suelo, excavadas hacia el centro de la Tierra. Te asomas a un agujero del suelo y allí abajo las puedes ver, en los albores del tiempo.

Y al día siguiente volamos hacia el Lago Tana, donde nace el Nilo Azul. El productor de cine Teddy Yilma me había dicho: “cuando llegues al aeropuerto de Bahir-Dar llamas a este número y vas al hotel Papiro.” Así que el número es de un tal Isaías y cuando bajamos del avión un tipo nos pregunta: “¿Salini? ¿Salini?”. ¿Qué coño quiere decir Salini? Llamo a Isaías y me dice que ha enviado un coche a buscarnos. Entonces vuelve a abordarnos el mismo hombre: “¿Salini?” No, tío. Y nos dice: “¿Isaías?” Sí, Isaías, sí. Montamos en el Land Cruiser y llegamos al Hotel Papiros. No es feo pero parece uno de esos hoteles de San Juan de Alicante construidos en los 70. Vamos a la recepción: “¿Isaías?”. Por lo visto Isaías no está. Yo creí que era el recepcionista. Nos conducen a las oficinas del hotel. Hay una señorita muy simpática:

- ¿Van ir ustedes mañana a las cataratas del Nilo?
- Ostras – digo – sí que vamos, ¿pero cuánto cuesta la broma?
- No sé, muy poco.
- Sí, ya, ya, pero cuánto de poco.
- Unos 20 birr… (1 euro y medio)
- Aquí hay gato encerrado. ¿Cuanto se supone que tenemos que pagar por el coche?
- ¿Por el coche? ¡Nada! El coche se lo presta Isaías.
- ¿Y por el chofer?
- ¡Nada! Es de la empresa.

Isaías nos vuelve a llamar y escucho de nuevo su misteriosa voz: “¿Cómo va todo, amigos? Mi coche es vuestro coche.” Surrealista, amigo. ¿Quién demonios es este Isaías? Al día siguiente llegamos al recinto de las cataratas. Pedimos unos tiques para el parque natural. María saca la cartera para dar la guita. No, muchachos, Isaías paga.

Las cataratas del Nilo se pueden encender y apagar porque la central hidroeléctrica controla el 100% del flujo del agua. A nosotros nos tocan las cataratas al 25% de intensidad acuífera. Es un paisaje exuberante, húmedo, donde los pájaros encontraron su jardín del edén. Después nos damos un paseo en barca por el gigantesco Lago Tana y vemos un hipopótamo sumergido en el agua de color caca y el marrón del horizonte se confunde con el cielo como si al final del lago fuese la nada. Y otra vez en el aeropuerto de Bahir-Dar nos espera nuestro avión de hélices. Mañana retoco el presupuesto del documental. ¿Por cierto, alguno de vosotros quiere invertir? Agudizo mi ojo. ¿Qué es eso que pone en la camiseta del chofer? En letras rojas y cuadriculadas: Salini, empresa de construcción.